Debemos respetar a nuestros semejantes, sin importar su sexo, nivel socioeconómico, religión, nacionalidad o sus impedimentos físicos y mentales.
Debemos respetar a nuestros padres, maestros y todas las personas, pues entre todos nos ayudan a encontrar el camino que conduce de la infancia a la vida adulta.
Debemos hablar siempre con la verdad y cumplir lo que prometemos.
Debemos respetar las leyes que rigen la sociedad, tener buena conducta en la escuela y portarnos bien en casa.
Debemos informar a nuestros padres, los planes que tenemos y las amistades que frecuentamos.
Debemos aprender a respetar las opiniones y costumbre de los demás, aunque no sean iguales a las nuestras.
Debemos respetarnos a nosotros mismos, a nuestro cuerpo, pensamiento y nuestros sentimientos.
Debemos respetar y cuidar el medio ambiente.
Ser creativos y participar en proyectos comunes a la familia, el barrio y la comunidad.
Debemos respetar nuestra patria. Ella nos da alimento, hogar, educación y todo lo que tenemos. En nuestras manos está convertirnos en buenos ciudadanos que hagan de nuestro país del que todos estamos orgullosos.